Queridas dudas,
Nos conocemos desde hace tiempo y, en ocasiones, me habéis parecido razonables pero quiero deciros que esta vez no era necesario que aparecierais. Pero bueno, ya que estáis aquí, vamos a hablar…
Os cuento que desde hace mucho hay una inquietud que me ronda la cabeza, es un «run run» que no puedo acallar. Siento que en mi vida falta algo, es una sensación extraña que me ha costado mucho verbalizar pero hoy, por fin, creo que lo tengo claro. Siento la necesidad de salir de mi zona de confort y contribuir con la sociedad. Dejar por un tiempo de lado mi carrera, mi vida, mi futuro y dedicarme a trabajar por personas que no han tenido tanta suerte como yo. Ya lo tenía bastante claro y hoy, al ver un post de la ONG KUBUKA en Facebook he visto la luz. ¡Quiero realizar un voluntariado internacional! Lo sé, debería hacer un listado de pros y contras para tomar la decisión más conscientemente pero creo que esta vez no es preciso.
¿Por qué no seguir mi instinto, mi corazón?
Así que, adiós dudas. Ahora mismo me voy a inscribir en la web de KUBUKA para irme este verano a hacer un voluntariado a Kenia o Zambia.
Y, a partir de aquí comienza la ilusión, la cabeza no para de hacerse preguntas… ¿cómo será? ¿en qué condiciones vivirá la gente? ¿seré capaz de afrontar este reto? ¿me sentiré feliz allí? ¿me adaptaré a sus costumbres? ¿podré aportar algo? ¿servirá de algo mi trabajo?
Para todas estas cuestiones no hay una respuesta única sino tantas como personas emprenden un voluntariado. Pero sí os podemos dar algunas pistas de lo que os vais a encontrar allí.
Por ejemplo, en Kenia trabajamos en la comunidad de Kibera y cuando llegas a este slum es bastante chocante ver que viven rodeados de basura pero, tras este primer impacto, muy rápidamente, sientes el calor de su gente, su afecto, su alegría y sus ganas de luchar y la suciedad pasa a un tercer plano; conoces a Patrick, el responsable del proyecto Kibera Cinemax y en cuanto empiezas a trabajar con él te sientes muy a gusto por su buena disposición y empuje; muy cerquita pasas a saludar a Wambugu que siempre te da la bienvenida con una sonrisa mientras está moliendo plástico en Kleanbera Recycling; alucinas con el súper estudio de grabación que tienen los chicos de Made in Kibera y lo mucho que mueven su negocio en las redes sociales; antes de irte de Kibera pasas por el cole, Grace Humanitas, donde los niños están encantados con la visita y Elisabeth la directora te pone al día de los avances; seguramente en algún momento de tu recorrido te encuentres con Steve, uno de los coordinadores que te hablará de un millón de proyectos; ¡ah! y no puedes dejar de acercarte por la tienda de Jacky donde con suerte estarán las chicas «dándole al pico» y trazando estrategias para seguir adelante. Saldrás de allí impresionado y, si uno de esos días tienes la oportunidad de cogerte un «matatu»(autobús keniano) hasta el pueblo de Tala, te enamorarás de todos y cada uno de los niños y niñas de la Lisha Children’s Home y también del gran Eric, el director de KUBUKA en Kenia.
En el caso de que tu destino sea Zambia, las sensaciones serán diferentes pero no menos emocionantes… Pronto conocerás a Joyce, la directora y el alma de KUBUKA en Zambia, una mujer increíble que rebosa sabiduría; seguramente de primeras no te esperabas que Livingstone sea como es, tranquilo, pronto descubrirás las impresionantes Cataratas Victoria; en un paseo mañanero irás a ver a Beatrice y el resto de mujeres que dirigen la huerta de Maramba y que saben perfectamente cuándo es el momento idóneo para plantar las eggplants (berenjenas), los tomates, etc.; un poco más lejos esta la comunidad de Mwandi donde vive Mary, una mujer a la que KUBUKA le dio un microcrédito y que cose como los ángeles, trabaja, cuida a su familia y también estudia; yo no dejaría de pasarme por la Mwandi Community School y su proyecto deportivo, quizás puedas participar en un partido de fútbol, volleyball o netball; conocerás a los niños y niñas apadrinados y podrás visitar el centro de tutorías; también es visita obligada, Safe House, verás cómo viven las chicas y cómo evolucionan las gallinas y el huerto que les proporciona alimento e ingresos; por supuesto, pasarás días en Kasiya, una comunidad bastante alejada del centro de Livingstone donde se construyó un colegio para que los peques no tengan que caminar kilómetros para ir a clase.
Ya tienes algunos datos más para dejar volar tu imaginación pero ahora hay que experimentarlo. No sabemos cuáles serán tus impresiones sobre los proyectos pero lo que sí sabemos es que, si tienes ilusión, ganas de trabajar y una mente abierta, la experiencia será inolvidable y te sucederá lo mismo que a todos los que hemos estado allí, recibirás mucho más de lo que darás.
¡Te esperamos!