Con el corazón tan lleno y a la vez tan vacío. Un mix de sensaciones que me recorren por dentro y que intento ordenar, aunque al final sé cuál es la razón: MÁS POR ELLOS-KENYA
Me fui de la mano de una de mis mejores amigas y ahora me faltan manos para todos los amigos que me traigo a casa, no solo los mzungus españolitos sino tantos Kenyatas que tienen su sitio en mí: Las Verónicas, Eric, Rafi, Gloria, Mat, Lucy, Spencer…
Estos nombres y sus caras, el rojo del polvo, la hoguera, el hoyo, la ducha de hojalata con agua bien fría, nuestro cuarto “tan ordenado”(gracias Elena), el hombre del peto (también llamado Titus), Kibera, Mamma Mercy, San Francis, el matatu, los paseo en moto… Son miles de imágenes que, como flashes, no paran de venirme a la cabeza y que piden a gritos compartir la experiencia con los demás.
Es imposible transmitiros con esto lo que sé que tenemos dentro los veinte locos que hemos estado en Kenya este gran mes, pero al menos acercaros un poquito y sobre todo abriros las ganas de conocer y participar en este gran proyecto que es MÁS POR ELLOS.
Después del largo viaje, aterrizamos en Kenya y ahí estaba Álvaro con Gon y Ger para recogernos en nuestro súper matatu (vehículo de capacidad ilimitada con bujeros por todos lados que resiste a cualquier cráter que la carretera kenyata le ponga por delante). Solo con este primer trayecto, ya sonó ese clic que señala que todo encaja, que todos nos íbamos a llevar increíble y que África iba a calar bien hondo en cada uno de nosotros. Empezamos dividiéndonos en grupos para las famosas rotaciones, que han sido un acierto por parte de los cracks que organizan todo porque nos ha permitido ver lo que MÁS POR ELLOS hace, todo en lo que está involucrado y cómo.
Mi grupo apodado “rotatop” empezó en Nairobi, conociendo los barrios marginales de chabolas. Caos, suciedad, mal olor, ruido, pobreza inimaginable, gente por todos lados. Resultaba difícil al andar observar todo porque estabas concentrado en no caerte en los millones de toneladas de basura y restos (materiales y animales) que forman allí el suelo. Pero era cuando levantabas la mirada cuando la esencia de aquello te llegaba, esa sonrisa de tantos niños de Kibera que corren hacia ti y te dicen: How are you? Es entonces cuando te vienes arriba, te olvidas de todo y deseas con todas tus ganas quedarte allí con ellos y ayudarles. Eso es lo que hace MÁS POR ELLOS con proyectos como Kleanbera, colaboraciones con Mamma Mercy, apadrinamientos en coles, proyectos de emprendimiento etc que cambian la vida de tantas personas allí. De aquí, compartir lo que más me marcó. Fue ese despertar en Mamma Mercy, donde nada más levantarme con el frío y la humedad fue abrir los ojos y encontrarme a una niña peque empapada y sin ropa en el pasillo. Pasillo que da al aire libre y parece cuanto menos una cárcel de las peores. Y es que resulta que no tienen toallas para cuando les duchan y que su ropa “limpia” está mojada cuando se la ponen, aparte de por supuesto rota y sin zapatos, pero eso es algo que para entonces ya ni nos chocaba. ¿Es posible esto?
Después Tala. Solo quiero poder volver y, donde nosotros ayudamos a regar los futuros árboles, a crear el huerto, a construir el cole, ver entonces correr a los niños que allí vivan y estudien.
Luego llegó San Francis, solo duele ver a niños malitos arrastrarse por el suelo sucio y mojado y sentir que incluso más que ropa, zapatos, medicinas lo que más quieren y necesitan es el cariño que espero les hayamos sabido dar cuando hemos estado con ellos.
Finalmente llegó el camp, del que solo me llevo grandes recuerdos y un repertorio de canciones. Mis niños el grupo de los cheetahs, ojalá pueda volver pronto y verles, que ya son mis hermanos peques kenyatas.
Uno es lo que vive y las experiencias que tiene, y sé que Kenya y MAS POR ELLOS son ahora parte de mí. Esto no ha hecho más que empezar. GRACIAS FAMILIA!
Clara