Aunque Zambia cuenta con algunos de los paisajes y naturaleza más espectaculares del mundo, ni siquiera es localizado en el mapa por la mayoría de personas. La energía, el ritmo, la luz, los colores y la alegría de su gente hacen que sientas al instante empatía con los zambianos. Sin embargo, es más complicado llegar a entender su forma de vida, las verdaderas características de su cultura.
Cuando empiezas a entenderlo te das cuenta de que es una cultura más quebrada y diferente a la nuestra de lo que pensarías a priori. A los problemas coyunturales de la economía zambiana se unen los problemas de una sociedad que ha cambiado inmensamente en los últimos 50 años y que todavía no ha sabido, no ha podido o no ha querido ajustarse a los cambios. No se puede esperar que una población, que sigue viviendo en casas hechas de paja y de barro pueda competir en una economía de libre mercado con países como China o USA, quienes han comprado sus recursos naturales, su mayor tesoro. Tampoco se puede esperar que una cultura donde prima más el tiempo y lo espiritual, se imponga un sistema en el que el tiempo pasa a ser dinero y todo tiene un valor material.
Si bien podríamos analizar los motivos por los que la situación no es la óptima por como han ido sucediendo los acontecimientos, vemos que no hay una vuelta atrás. El sistema socio-económico mundial no va a cambiarse y resulta más interesante estudiar los factores de la cultura que chocan con este sistema. Son características que, por un lado, nos