Me gustaría pensar que soy el dueño completo de mi vida, pero no es así. De hecho, gran parte de mi vida estaba determinada antes de que yo naciera. La historia del país en el que naces, pero sobretodo la familia que te hace venir al mundo, son los factores que más determinan tu vida. En mi caso, una España democrática y dividida en los mismos bandos causantes de una guerra civil, y una familia que ya había pasado por mucho antes de mi nacimiento. Por desgracia hay cosas que uno no puede cambiar pero lo que no voy a hacer es quedarme sentado mirando cómo pasa el tiempo, observando como nadie hace algo que pueda cambiar la suerte.
Lo bueno es que la vida no es ni blanca ni negra ni gris, es del color con el que quieras pintarla en cada momento. A veces es roja y a veces es verde. Cada persona nace con su caja de colores pero somos demasiados los que tiramos colores al fondo del pozo, ahí donde es muy difícil volver a encontrarlos. Nacemos con ciertas facultades que heredamos de nuestros padres, aprendemos y adquirimos nuevos conocimientos, y son las experiencias y los sentimientos que despiertan en nosotros lo que hacen que la vida sea un auténtico milagro. Uno tiene que invertir mucho tiempo buscándose a uno mismo, utilizando la caja entera de colores e incluso mezclándolos para ver que pasa. No se trata de vivir bajo el famoso carpe diem ni tener todo planificado al dedillo.
Mientras todo esto ocurre en nuestra vida, las agujas siguen dando vueltas a la esfera de nuestro reloj, el tiempo se consume. La maleta que nos llevamos al cielo seguirá vacía mañana. Ni los recuerdos que pertenecían al tiempo, ni los talentos que adquieres gracias a las circunstancias, ni tus amigos ni familiares que te encontraste por el camino se irán contigo; la vida es un solo momento en el que todo existe y eres capaz de transformar la realidad, para bien o para mal.
Son los principios y valores lo que deberían definir a las personas. Todos tenemos una serie de principios y de valores que hemos aprendido, pero son las acciones las que realmente definen a una persona. Lo complicado está en hacerse la pregunta en cada acción que realizas. Lo fácil es decir: “El que no corre vuela”, expresión que sirve para justificar todas las acciones que van en contra de tus principios.
Mis principios me hacen como soy y es el momento de actuar acorde a estos principios. Quiero transformar la realidad, voy a dar todo lo que tengo dentro por ver un mundo más justo el día que me muera, en el que impere un sistema que consiga que el mundo avance a pasos agigantados. Pero no solo para unos, sino para todos. Un mundo justo, en el que ganes según lo que trabajes y no según la suerte de tus contactos, un mundo que devuelva los beneficios a la misma sociedad, ya que es esta quien se los ha dado en primer lugar, un mundo en el que prime la generosidad y no la competencia, un mundo en el que la gente que nació en una familia de clase baja tenga una oportunidad de vivir una buena vida. Y no hablo del socialismo, hablo de la economía social. Hablo de un término que debería sernos familiar a todos, un modelo en el que priman las personas y el fin social sobre el capital.
No soy dueño completo de mi vida pero sí de gran parte, y la parte que me toca también afecta a muchas personas. La vuestra también, así que os animo a todos a tomar acción y uniros a una ONG que acaba de nacer pero que promete hacer todo lo posible por cambiar la realidad en la que vivimos.
Álvaro