Ya eran muchas las oportunidades que se estaban dando, en las reuniones prácticamente no se oía otra cosa que “creemos que hay que cerrar” y los números no decían lo contrario, pero mi corazón no quería aceptarlo.
El 31 de octubre de 2017 el restaurante Zam-Mex, uno de nuestros proyectos de emprendimiento en Zambia, cuelga sus cuchillos, apaga sus luces y baja el telón para dejar espacio a otra función, ésta ha llegado a su fin.
Aún recuerdo ese enero del 2017 en el que nos sentábamos por primera vez para debatir entre los voluntarios, la manager de Zam-Mex y la directora de KUBUKA sobre el futuro de nuestro restaurante. Todo el mundo quería hablar, opinar, mirar números, saber qué pensaban los trabajadores…, el grupo no paraba de aportar, todos activos y yo, yo solo negaba con la cabeza… la cantidad de recuerdos que venían a mi cabeza me hacía imposible centrarme en otra cosa, solo veía a Nadia corriendo de un lado a otro compra que te compra, Elena sentada con las cuentas y llena de recibos, Pati y Sofia pintando todos y cada uno de los rincones y a todos en familia cocinando en un espacio de un metro cuadrado para una mesa de 10 personas y, aunque los nervios nos abrumaban, las risas no cesaban.
Esto hacía que la decisión fuese muy difícil, se veía potencial, se sentía que Zam-Mex podía hacer algo grande, pero los recursos invertidos, tanto humanos como económicos, no ayudaban. Tras mucho pensar, muchos intercambios de palabras y con los números en mano indicando que en su primer año Zam-Mex no había tenido ganancias, pero prácticamente tampoco pérdidas, se decidió seguir para adelante.
Mejorar la organización interna, ampliar el menú, revisar precios, una nueva campaña de marketing… Eran muchas de las ideas que se llevaron a cabo para intentar dar un nuevo empujón a este proyecto.
Nsofwa, Chola, Jonathan… todos seguían luchando para demostrar que no nos habíamos equivocado y nuevo personal vino para reforzar la familia. Primero fue Marcos, un voluntario lleno de energía a quien en poco tiempo se le unirían Thukiwe, Mr Tembo, Shadreck y Mwanza para formar, junto con los anteriores trabajadores, una nueva familia. Todos ellos llegaron con una ilusión renovada que rápidamente contagió al resto. Se sucedieron meses y meses de cambios y horas extra, pero todo el equipo continuó remando al unísono y en la misma dirección.
Era muy duro ver cómo todas las nuevas ideas e intenciones no funcionaban pero, aun así, en cada acción de marketing, en cada repunte de las ventas o en cualquier reunión de equipo la esperanza siempre se mantuvo intacta y cuando alguien flojeó, y en algún momento todo el mundo lo hizo, el resto le dio nuevos ánimos y esperanzas.
Pasados 9 meses desde la decisión de continuar con el restaurante la realidad fue que toda la ilusión y el esfuerzo no encontró donde refugiarse y los números esta vez indicaban lo que todo el mundo se temía… meses de poco consumo estaban por llegar y Zam-Mex no tenía ahorrado suficiente dinero para las vacas flacas… esta vez la lógica se impuso al corazón y tocaba cerrar.
El 31 de octubre Zam-Mex cerró sus puertas pero, siguiendo el espíritu que lo caracterizó desde el inicio, ese mismo día todo el equipo abrió el restaurante, juntos y con una sonrisa, pues aunque todos sabían que aquello había terminado, pesaban más los buenos recuerdos y el aprendizaje que el haber llegado al final.
Alguien dijo que mientras haya música seguiremos bailando y, si es posible, con una sonrisa. Así fue, ese día en Zam-Mex la música, como de costumbre, no dejó de sonar.
Equipo Zam-Mex KUBUKA Zambia