“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” A pesar de esta declaración de Nelson Mandela, Zambia es un país en el que sólo el 41,5% de la población menor de 24 años está escolarizada… ¿Puede así un país cambiar o desarrollarse? ¿Cuál es el verdadero cambio que necesita Zambia?
En Zambia el sistema educativo está estructurado en cuatro ciclos:
- Infantil: 3 cursos
- Primaria: 7 cursos (Grade 1-Grade7)
- Secundaria Media: 2 cursos (Grade 8-Grade9)
- Secundaria Superior: 3 cursos (Grade 10-Grade12)
Al final de cada uno de los tres últimos ciclos todos los alumnos hacen un examen oficial que no muchos niños aprueban, las cifras lo demuestran: el 92% de los colegios de Zambia son de primaria y sólo el 8% son de secundaria.
Tras este examen, el Gobierno asigna a los niños que aprueban un colegio u otro en función de la nota obtenida. Esto significa que todos los alumnos brillantes con buenas notas están agrupados en los mismos colegios, que los alumnos que tienen peores resultados están en el mismo colegio y que los que no consiguen aprobar generalmente aquí terminan su educación: abandonan y venden verduras en la calle, tratan de buscar trabajos temporales que no requieran estudios, empiezan a tener hijos, o empiezan a fumar o beber. Pero esto no sólo afecta a los niños, también a los profesores e infraestructuras: en los mejores colegios el Gobierno pondrá a los profesores más cualificados y comprometidos, e invertirá más en las infraestructuras de estos colegios, mientras que en los peores colegios ocurrirá lo contrario.
Muchos niños son conscientes de la situación y quieren que las nuevas generaciones no pasen por esto. No quieren que sus hijos tengan profesores que vayan borrachos a clase, no quieren que sus hijos puedan aprobar a cambio de sexo, no quieren que sus hijos vayan a clase durante un mes sin que el profesor este ahí…
Viendo esta situación nos damos cuenta que el problema va más allá de que un niño no quiera ir al colegio. No quieren ir al colegio porque después de una hora y media andando se encuentran que el profesor no ha ido; tienen “miedo” a responder una pregunta mal en clase porque no sólo sus compañeros se van a reir de él, sino que el propio profesor lo va a hacer y va a humillarle frente a sus compañeros. Hay una inmensa competitividad entre los alumnos que hace que no se ayuden los unos a los otros porque sino en su boletín de notas no aparecerá que es el número uno sino el número tres… En muchas ocasiones el profesor no está cualificado y ha recibido el título de profesor sin saber dividir; ¿qué les va a enseñar ese profesor a los niños? ¿realmente aprenden en el colegio o simplemente van por tener el certificado?. No motivan a los niños porque ellos mismos no tienen motivación… porque todo niño tiene potencial de aprendizaje, que crecerá si no se lo cortas y a estos niños no les falta capacidad, les falta alguien que confíe y crea en ellos, alguien que les apoye y les anime a seguir con su formación…
¿Por qué no empezar por aquí? ¿Y si intentamos que por lo menos estos niños despierten su interés por acabar con esta situación, y les ayudamos a que tengan una formación más completa?
Quizás es aquí donde tiene que empezar el cambio…