“Her name is Andrea, she is coming from Spain to help us make Made In Kibera bigger than it’s now”, comentaba Luis mientras quince artistas de Kibera se giraban para mirarme desde sus banquetas de madera. Era mi segundo día en Nairobi y, en ese momento, no tenía ni idea de lo que aquél lugar y aquellas personas llegarían a significar para mi.
El meeting tenía lugar en la oficina de Ghetto Youth Focus Foundation (GYFF) la organización local que junto con Más Por Ellos está haciendo que este proyecto sea posible. Un local de chapa y 10m2 construido a lo alto del slum y frecuentado por un colectivo de jóvenes con iniciativas de índole creativa. Yo sentía que el corazón me iba a mil, que me temblaban hasta las pestañas. ¿Cómo había llegado hasta allí? Una mezcla de excitación y nerviosismo bombardeaba mi pecho con fuerza. Tanto, que pensaba que los demás lo iban a oír.
Pero nadie lo oyó, y los días que siguieron trabajamos tanto y tan bien como supimos para que MADE IN KIBERA “Stories On The Move” fuera una realidad.
Los artistas nos contaban que estaban cansados de oír, una y otra vez, las desgracias que azotan Kibera día a día, como la pobreza, la suciedad, las enfermedades, el desempleo y el olvido. Por eso, juntos decidimos que era hora de mostrar al mundo la mejor cara del slum. La cara de aquellas personas que creen, se esfuerzan y trabajan duro por cambiar lo establecido y hacer de su casa un lugar mejor.
Por eso, durante incontables horas, días, minutos, segundos y microsegundos saltamos de callejuela en callejuela, saludando con el puño a todo el mundo y rodando, rodando y rodando. Rodamos lo que no estaba escrito. Rodamos con lluvia, con Sol, de día y durante el atardecer, rodamos en interior y en exterior. Rodamos Gospel, Reggae, Dancehall, Hip-Hop, bailes, poesía y humor. Rodamos contentos y rodamos cansados. Niños y adultos, en inglés y en swahili…
Rodamos lo suficiente como para poder crear www.madeinkibera.com, una plataforma llena de vida donde hemos subido los videos editados de cada artista, ofreciendo la oportunidad a cualquier persona, de cualquier lugar, de pedirles una canción por encargo. Por 15€, los artistas escribirán, grabarán y mandarán la canción por email a la persona, sintiéndose absolutamente auto-realizados de poder al fin, vivir de su talento. Esta dinámica de donación plantea una bi-direccionalidad, una sinergia a través de la red: yo tengo quince euros y tú tienes talento, ¿Por qué no nos ayudamos mutuamente?
Para que el proyecto sea sostenible a largo plazo, vamos a fundar de conjunto con los artistas locales implicados un estudio de grabación de Kibera; algo que generará empleos y permitirá a más artistas grabar a precios asequibles para ellos. Este es nuestro gran reto, que sumado a todo el trabajo que se está haciendo desde Más Por Ellos en educación, emprendimiento y proyectos sociales, suma su granito de arena musical para cambiar paso a paso la situación de las comunidades de Kibera.
Dos meses después, subía a una piki-piki (moto) con Luis mientras el Sol se escondía tras los tejados desordenados del slum, y el caos, como siempre, orbitaba a nuestro alrededor. Wike, Phlexi, Geoffrey y Simon alargaban la despedida recordando las anécdotas vividas durante los rodajes, las tardes de reuniones, las risas, comidas y largas caminatas, mientras yo sentía que los ojos se me inundaban de lágrimas. “Andrian, please, don’t make me cry, I’m a black man, you know”, me dijo Wike con su voz grave, su cuerpo rudo, media sonrisa y los ojos acristalados. Y eso me sacó una carcajada.
No estaba triste. Estaba emocionada por saber que lo que habíamos empezado lo íbamos a luchar hasta que se hiciera realidad. Y porque en ese preciso instante, con aquellas personas y en aquél lugar, me di cuenta de que jamás olvidaría lo que ellos habían hecho por mi. Y no al revés.
Andrea Gusart Stenger