Mi nombre es George Githuma Njogu, hijo de Elias Njogu Muchunu y Jane Wangari Githuma. Pertenezco al clan de los Mugikuyus o Kikuyus, la mayor tribu de Kenia. Soy el segundo hijo de mis padres, dentro de una familia de cinco enteros, tengo tres hermanos y dos hermanas. En mi cultura no contamos con números exactos cuando se trata de bendiciones, siempre uno se ofrece a nuestro creador, y puesto que los hijos se consideran una bendición, seis niños se traducen en cinco enteros, siete en seis enteros y así sucesivamente.
Tenemos la creencia de que procedemos de la unión de “Gikuyu” y “Mumbi”, los primeros padres del clan Agikuyu o Kikuyu. Gikuyu, que significa “higuera”, era el padre, y Mumbi, traducido como “alfarera”, la madre. Ambos engendraron 10 hijas, 9 de ellas se casaron y tuvieron descendencia. De estas 9 mujeres, los “Agikuyu” obtuvimos 9 clanes. A diferencia de muchas otras culturas africanas, nuestro linaje proviene de la madre, de la mujer. Por ejemplo, mi padre es “Munjiru”, procedente de la hija llamada “Wanjiru”, y mi madre es “Mumbui”, originaria de “Wambui”. Como comunidad, nos consideramos “Nyumba ya Mumbi”, que significa “casa de alfarera” y para nosotros todos nuestros menores, tanto niños como niñas, pertenecen a la madre.


Los nombres son muy importantes en nuestra cultura puesto que el carácter de una persona se define a partir de su nombre. En mi caso, ignorando mi nombre inglés (George), soy Githuma wa Njogu, que significa “Githuma, proveniente de Njogu”. El nombre de mi padre, Njogu, significa “elefante”, mientras que Githuma, heredado de mi madre, significa “escudo”. La combinación de ambos se traduce como “escudo elaborado con piel de elefante”. Desde mi nacimiento se espera de mí que sea fuerte, resistente a las dificultades que aparezcan en mi vida; y al mismo tiempo protector de otros, especialmente de los más vulnerables, que en el mayor de los casos son los niños.
Los niños siempre son nombrados como otros predecesores, estén vivos o muertos. En la mayoría de los casos, la primera hija se llama como su abuela paterna, mientras el primer hijo es nombrado como su abuelo paterno. La segunda hija suele recibir el nombre de su abuela materna y el segundo hijo de su abuelo materno. A partir del cuarto se eligen nombres de otros descendientes de la rama materna o paterna. Yo, puesto que soy el segundo hijo varón en mi familia, recibí el nombre de mi abuelo materno.
En el pasado, quienes venían al mundo no recibían un nombre hasta su quinto año de vida. Así, los padres tenían que asegurarse de que el menor viviría el tiempo suficiente, puesto que se consideraba mala suerte para la persona de quien heredaba el nombre, si el niño no sobrevivía hasta la adultez. Creemos que a través de los niños nuestros nombres siguen vivos, puesto que, si el menor muere, el nombre (y la persona que lo posee) también morirán en esa familia. Hoy en día, gracias a la medicina moderna, hay poca mortalidad infantil, por lo que los hijos reciben sus nombres nada más nacer o durante su primer mes de vida.
Para nosotros es un honor respetar a tus mayores (incluidos hermanos/as) y, al mismo tiempo, los mayores tienen la responsabilidad de cuidar de los más pequeños. Cuando recibes la bendición de tener una familia, se espera de ti que la apoyes en la medida de lo posible. En mi caso, empecé a trabajar después de terminar educación secundaria, y con mis ganancias he ayudado a que mis hermanos/as vayan al colegio. Incluso, recientemente, conseguí un trabajo a tiempo parcial a mi hermana pequeña, quien todavía está en la universidad, de lo que estoy muy orgulloso.
En mi cultura la familia lo es todo. Si una familia tiene buena reputación, sus miembros gozan de una buena relación con su comunidad. Si alguien daña el nombre de ésta, toda la familia será condenada al ostracismo. Esto es especialmente importante a la hora de tener descendencia. Ambos, el hombre y la mujer, tienen el deber de investigar sobre su historia familiar antes de aprobarse el matrimonio. Nadie puede crear su propia familia sin involucrar a aquella de la que proviene, o de lo contrario la unión no será reconocida ni aprobada.
Esto es solo una pincelada de lo que la familia significa en mi cultura. Sin embargo, creo que todos somos producto de una familia, ya sea grande o pequeña. De la unión de estas familias se forman las comunidades, las naciones y, por último, el mundo. La familia nos proporciona las raíces para sujetarnos a este mundo inmenso. Nos ofrece el punto de partida donde empieza nuestra vida. Un refugio al que siempre podemos volver cuando nos perdemos y tenemos que empezar de nuevo. Un lugar donde celebrar y disfrutar de nuestros triunfos y bendiciones.
Feliz día internacional de la familia. ¡Celebrémoslo juntos como una sola!
George Githuma Njogu, amigo de la familia KUBUKA en Kenia.