Vuelves distinto, como si dejaras parte de ti ahí y volvieras a una realidad de ciencia ficción. Os lo aseguro. Crees que nunca podrás comprender la rutina de una ciudad, el exceso con el que brindas la vida o el capricho inútil y desmerecido de un niño.
Pero acabas comprendiendo la injusticia desde tu justicia y sabes, porque quieres saber, que volverás algún día no muy lejano.
El día de antes de llegar empecé un diario, un simple cuaderno en donde dejar las impresiones con un trazo de esperanza y sin saber aún todo lo que estaba por venir en un lugar desconocido como Kenya.
Comencé por la segunda pagina, no por la primera. La primera la escribí el día que tome la decisión de aceptar una aventura como esta con el propósito de sacar lo mejor de uno mismo y descubrir el humanismo de cada una de las personas que me iban a acompañar.
Un mes y volvimos. O eso intento creer.
Una sola idea me vino a la cabeza cuando regresé a España, la idea de ilusionar a cada una de las personas que conozco con el proyecto de Más por Ellos.
Intentar explicar que es poco para nosotros y mucho para Ellos. Quiero concienciar que lo que pensamos que es común, ordinario, natural o cotidiano, ellos nunca llegarán a conocerlo.
Y aquí estoy escribiéndoos a vosotros, a los que conocéis la ONG pero nunca os habéis animado a contribuir, sabed que con un poco de lo que dedicáis a vuestros excesos o caprichos es más que suficiente y es poco para nosotros y mucho para Ellos.
No sirve enumeraros las carencias, dificultades y defectos que tienen las vidas de todas las personas que me he cruzado en Kenya. No porque lo sepáis o lo intuyáis, sino porque no llegaríais a creéroslo.
Aún recuerdo a Dorcas. A los pocos días de llegar a Nairobi, salíamos del orfanato de Mama Mercy con ella y su historia. Estaba embarazada de ocho meses y debíamos llevarla al hospital a su primera ecografía. Su historia inundó el matatu de rabia, impotencia y soledad. Cada palabra que decía, cada gesto en su rostro y cada expresión de agradecimiento, nos daba esperanza para creer en la vida, en la que llevaba dentro. De poco servía pensar en sus cuatro meses viviendo en la calle o en el rechazo de un orfanato al saber que había sido violada con solo quince años.
Ya es madre, y todo gracias a Más por Ellos.
He visto esperanza y gratitud en cada una de las personas que está recibiendo la ayuda del proyecto de Más por Ellos. Y eso hace que no pueda olvidarme, de que es poco para nosotros y mucho para ellos.
“Si queremos un mundo de paz y de justicia, debemos poner la inteligencia al servicio del amor.” Antoine de Saint-Exupéry
Pero si hay algo por lo que apuesto y creo firmemente en el proyecto, es por la persona que centra la ONG y le dedica su juventud y sus ganas de cambiar lo establecido. Recuerdo cada uno de los momentos que he compartido con Álvaro y puedo garantizaros que nunca había visto tanta pasión en lo que hace y la gratitud que dedica a cada uno de los padrinos o socios que sustentan a la ONG y regalan ilusión en cada latido de Kibera o generan futuro en cada mirada perdida de algún orfanato.
No volví a escribir en el diario, me quede en esa segunda pagina pero se hizo eterna, no tiene fin y eso ha sido culpa de Kenya y de la labor de Más por Ellos que han conseguido volverme más humano.
Muchas gracias a todo el equipo de Más por Ellos, y recordad, que es poco para nosotros y mucho para Ellos.
Álvaro Sierra