Hoy queremos recuperar la historia de Sarah, que apareció en este blog el pasado 17 de junio. En aquella ocasión, os contábamos que Sarah, una niña huérfana que vivía por aquel entonces en el orfanato de Good Samaritan, se había quedado embarazada con solo 17 años. Mamá Mercy, la directora del orfanato y que muchos de vosotros ya conoceréis, la echó por considerarla un mal ejemplo para las demás niñas. Sarah, perdida y asustada, se acercó a Álvaro para pedirle ayuda. Estaba desesperada e incluso intentó suicidarse en más de una ocasión. El equipo de Más Por Ellos se hizo cargo de la situación y ayudó a Sarah a buscar un lugar en el que poder llevar a buen término su embarazo. A los pocos días, Sarah se mudaba a un refugio para jóvenes solteras embarazas con riesgo de llevar a cabo un aborto.
En concreto, fueron sobre todo Álvaro y Elisa, mi hermana, quienes estuvieron con ella en aquellos momentos y supusieron para Sarah un gran apoyo, infundiéndole esperanzas para seguir adelante. Aunque entonces los médicos dijeron que el bebé iba a ser un niño al que Sarah decidió que llamaría Joseph Álvaro, cuatro meses después nacía Elisa, una bebé sana, regordeta y adorable que hoy vive, junto a su madre, en la casa de acogida de Tala.
Gracias a Más Por Ellos, Sarah sigue a día de hoy yendo al colegio y no ha tenido que renunciar a su sueño de ser algún día una gran médico. Mientras ella está en el colegio, baby Elisa, como la conocemos todos los que hemos pasado algún tiempo en la casa de acogida, se queda a cargo del personal y los voluntarios.
Baby Elisa es un bebé tremendamente querido por todos, sobre todo por su madre, a la que no es difícil oír decir con ese tono de voz que se nos pone a todos al dirigirnos a un bebé: «Nakupenda baby Elisa!». «Nakupenda», como podréis imaginar, significa te quiero en swahili. Esta es una historia con final feliz, pero desgraciadamente, el caso de Sarah y su embarazo adolescente no es, ni mucho menos, un caso aislado.
El pasado domingo, se celebró el Día Internacional de la Mujer y en Kenia, a pesar de que se van dando pasos hacia la mejora de su situación y el reconocimiento de sus derechos -desde 2010 la Constitución reconoce la igualdad de género y la atención a la salud reproductiva-, aún queda mucho camino por recorrer.
En concreto y en lo que respecta a la salud reproductiva, se calcula que alrededor de un 17% de las chicas mantienen relaciones sexuales antes de cumplir los 15 años y el 17,7% de las mujeres se quedan embarazadas entre los 15 y los 19 años. La falta de educación sexual hace que los embarazos no deseados en adolescentes sean muy comunes, con las nefastas consecuencias que tienen para la vida y salud de las jóvenes kenianas.
Por un lado, los embarazos no deseados entre niñas y adolescentes suponen una causa más de abandono escolar entre las mujeres. Se calcula que alrededor de 13000 niñas y adolescentes dejan la escuela cada año por causa de un embarazo, según un estudio de la Comisión para los Derechos Humanos de Kenia publicado en agosto de 2010.
Además, en Kenia, el aborto está prohibido excepto en el caso de grave riesgo para la vida de la madre. Esto hace que muchas mujeres que optan por esta práctica lo hagan de forma insegura, con el consiguiente riesgo para la vida y salud de la mujer. En Kenia, y según el mismo estudio, unas 5000 mujeres mueren al año por complicaciones derivadas de un aborto practicado de forma insegura. Además, alrededor de un 50% de los abortos se practican en mujeres de entre 14 y 24 años.
Otra consecuencia de la falta de educación sexual es la prevalencia del virus del VIH en mujeres de entre 15 y 24 años, que ronda el 5% mientras que entre los hombres de la misma franja de edad es de un 1%.
La incidencia de embarazos no deseados entre adolescentes aumenta exponencialmente entre mujeres pobres o sin educación, lo que no hace sino dificultar la salida del círculo de la pobreza, puesto que en su gran mayoría son bebés que suelen nacer en familias que ya de por sí tienen una notable falta de recursos.
La relación entre el nivel educativo, el nivel económico y la prevalencia de los embarazos no deseados en adolescentes es clara. Por un lado, según un estudio sobre demografía y salud publicado en 2010 por el Kenya National Bureau of Statistics, la tasa total de fecundidad en Kenia es de 4,6 hijos por mujer, pero esta cifra aumenta a 6,7 entre las mujeres sin educación y desciende a 3,1 entre las mujeres con al menos algo de educación secundaria. Por otro lado, solo el 17% de mujeres pobres y el 12% de mujeres que no cuentan con una educación escolar formal utilizan anticonceptivos modernos.
El Ministerio de Educación keniano ha introducido en el curriculum de los colegios un programa de prevención del VIH y educación sexual, pero no ha facilitado recursos, ni materiales, ni formación y no ha previsto ni un curso ni un tiempo específico en el que los profesores traten estos temas. Esto hace que sean los propios colegios y profesores los que deciden cómo, cuánto y cuándo se enseña en materia de educación sexual, si es que se enseña algo.
A la luz de estos datos, se hace necesaria y urgente la implantación efectiva de programas de educación sexual y reproductiva que eviten que todas esas niñas y adolescentes sufran las consecuencias de los embarazos no deseados.
Porque Sarah, gracias a Más Por Ellos, encontró la forma de evitar todas esas consecuencias, pero la realidad es que miles de mujeres en su situación no cuentan con esa posibilidad.
Isabel