Lo que guardé no lo tengo, lo que tengo lo perdí, solo tengo lo que di.
Ahora que se acerca el final de la tan anhelada aventura, y habiendo superado las mejores expectativas, confío en que dejemos este lugar con si cabe más fuerza e ilusión de la que trajimos de occidente. Quiero creer que nos han contagiado las ganas de vivir, de esforzarse por sacar adelante aquello en lo que creemos; de que esto solo sea el inicio de un largo viaje juntos.
Y es que aquí el sol brilla con más intensidad, y los pájaros tienen más vuelo. Detrás de cada amanecer, la esperanza de un nuevo día; con la caída del sol, sueños que se van haciendo realidad.
Déjate alumbrar por las estrellas y guiar por la luna; por la maravillosa luz de las noches de África.
Porque en Kenia las agujas del reloj marcan un ritmo distinto, un ritmo que agradece el hoy y mañana, ya veremos.
Siempre hay una sinfonía de fondo, son risas, son llantos de esperanza e inocencia. Es paz.
La sencillez roza la perfección, porque dicta el corazón y no la razón.
Nunca antes había llegado a comprender realmente el significado de «compartir es vivir».
Son ejemplo, son ejemplo de vida. Ejemplo de alegría. De lucha, de esfuerzo, de perseverancia. Aprendes que a los problemas hay que encontrarles soluciones, y que los obstáculos solo son impedimento para quien no quiere aprender a crecer al vencerlos.
Por cada una de las miradas que nos han iluminado, por todas las sonrisas que nos han dejado sin aliento, por los abrazos infinitos.
Porque la felicidad compartida es más.
Gracias Álvaro por nunca resignarte, por haber tenido el coraje y la valentía, por haber convertido imposibles en posibles. En nombre de todas las personas cuyas vidas has cambiado, en nombre de todos los que te queremos; gracias de corazón. Gracias Más Por Ellos porque esto es la suma de esfuerzos, es la historia de quienes decidieron hacer de este mundo un lugar mejor. Porque nos habéis dado la oportunidad de estar aquí hoy y de crecer juntos. Gracias compañeros de viaje porque hemos remado en una misma dirección y porque hay que luchar por el futuro lleno de oportunidades que se merecen cada uno de nuestros niños.
Y es que hasta hoy creía que recibes lo que das, pero creo que somos nosotros quienes hemos recibido y a nosotros a quienes nos toca dar, dar y dar. Dar sin final pero con fin.
Porque mi corazón es ahora más grande; ellos lo han hecho crecer. Ahora permite albergar cuantas almas quieran encontrar cobijo en él.
Para mí lo más importante es compartir la vida de los demás y olvidarse de uno mismo.
Como dijo un buen amigo, «con el tiempo, lo vivido será un reflejo de vuestra alma.» Parte de nuestra esencia.
Sigamos sumando sin olvidar que la unión hace la fuerza.
María Ruiz Jarabo
