IMPRESIONES DE UNA MÉDICO EN TALA

IMPRESIONES DE UNA MÉDICO EN TALA

Hace dos semanas que llegué a Kenia y empecé a trabajar en la casa de acogida que Más Por Ellos ha construido en Tala «Lisha Children´s Home». Hace sólo dos semanas que llegué y parece que llevo aquí toda la vida, aunque por otro lado tengo la sensación de que «llegué ayer y me voy mañana». Y es que, aunque un mes es poco tiempo, aquí se vive muy intensamente.

En primer lugar me gustaría presentarme: me llamo Carmen, tengo 25 años y he estudiado medicina. Después de hacer el MIR quería darme un respiro y poner en práctica algunos de mis conocimientos y por esa razón cogí mi maleta y vine aquí. Mi objetivo en la Children´s Home era organizar un poco el tema sanitario (revisiones, botiquín, etc.) y dar algunas charlas a los empleados y al resto de la comunidad local, tales como: primeros auxilios, higiene, cuidados básicos o prevención de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Aunque la misión estaba clara, lo cierto es que nunca sabes del todo a lo que vienes hasta que estás aquí.

Antes de llegar sabía que iba a un país en desarrollo donde los medios son escasos; por eso, aunque he visto cosas impactantes, no ha sido tanta mi sorpresa en cuanto a las condiciones. De lo que no estaba tan concienciada es del desconocimiento general de la población en el tema sanitario. Con esto no me refiero a saber de medicina (en España la población general tiene buen nivel), me refiero a que no tienen nociones de lo más básico. Por ejemplo, a los niños se les infectan las heridas porque casi ningún adulto (ni por supuesto los propios niños) saben como curarlas. Y tampoco me estoy refiriendo a una cura de enfermería; pero no saben que una herida hay que lavarla con agua y jabón y taparla, porque aquí los niños están todo el día jugando en el suelo y van siempre «hasta las cejas de tierra».

A esta falta de formación básica se añaden numerosas creencias irracionales (religiosas y/o culturales). Para que os hagáis una idea, uno de los niños del centro enfermó y como parte del tratamiento se le realizó un exorcismo; una especie de ritual en el que uno de los trabajadores (pastor protestante) gritaba una serie de frases que ninguno conseguimos comprender, mientras que apretándole la barriga intentaba expulsar el demonio fuera del cuerpo.

Pero lo que sin duda más me ha impactado de mi trabajo aquí han sido las visitas al hospital. He de decir que no quiero criticar el sistema sanitario de este país porque no lo conozco lo suficiente, pero sí el hospital público de Kangundo, al que he ido con algunos niños.

Además de la falta de medios hay una completa falta de higiene, pruebas y sobre todo formación. Tanto es así que los médicos no tocan a los pacientes. Hace una semana llevé a uno de los niños con fiebre alta y el médico ni siquiera le puso el termómetro. Sin entrar en detalles médicos, una temperatura de 40º puede deberse a numerosas causas y para conocerlas hay que hacer una exploración exhaustiva. Pues el médico en ningún momento se acercó al niño, sólo me hizo preguntas y en base a eso nos dio su diagnóstico.

Sinceramente esto me produce frustración y tristeza ya que no se trata de una cuestión económica ni de falta de medios sino que es cuestión de formación, e incluso de humanidad. Pero experiencias como ésta son las que te abren los ojos y te hacen darte cuenta de lo afortunados que somos; y aunque suene a tópico, realmente no lo experimentas hasta que no vives la historia en primera persona.

Por último, quisiera aclarar que aunque haya reflejado una realidad un poco «cruda», podría escribir cientos de líneas describiendo las bondades de Kenia y su gente. En este sentido podríamos aprender mucho de ellos: amabilidad, tranquilidad, capacidad para cuidar los unos de los otros… rasgos que me han impresionado.

También me parece increíble la dedicación y esmero de todos los voluntarios y personal de Más Por Ellos que día a día ponen su granito de arena para hacer que esta casa sea realmente un hogar.

Carmen García

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